El hallazgo de una célula de la mafia brasileña conocida como Primeiro Comando da Capital, encendió todas las alarmas en nuestro País. El tema inseguridad desplazó a la ansiedad puesta de manifiesto en los medios por conocer a los integrantes del futuro gabinete ministerial. La inseguridad acapara otra vez la atención de los uruguayos. Y no es para menos, el que se de a conocer que este grupo de delincuentes brasileños dispongan de una célula organizada acá, da para preocuparse.
La investigación llevada a cabo por la fiscal Mónica Ferrero concluye que hay 84 delincuentes uruguayos que fueron reclutados por el PCC., un grupo que organiza secuestros, rapiñas y se dedica al narcotráfico entre otros delitos.
La cifra de 84 delincuentes surge de las escuchas telefónicas ordenadas por la justicia de Crimen Organizado de 3º turno.
El dato sobre la formación de un grupo local del PCC llegó a las autoridades en el mes de julio, y a partir de entonces se creó la Operación Magnesio.
Hasta ahora se sospechaba del asunto. Incluso hace unos años en el Ministerio del Interior dio a conocer que la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIN) señalaron como uno de los líderes a Fernando Frabasil Gómez, con antecedentes penales por homicidio, rapiñas, encubrimiento y narcotráfico, entre otros delitos.
La investigación lo señaló como el «padrino» de la estructura local del PCC, señala un informe del diario El Observador.
Las escuchas lo ubicaron conversando con, por ejemplo, un individuo llamado Mario Bentancur, con antecedentes por amenazas y lesiones culposas en 2010 y 2014.
Fue el hombre que lideró la rapiña a una estación de servicio en Ruta 11 este fin de semana, un hecho que aceleró la dilucidación del caso.
Ante la jueza Beatriz Larrieu, Bentancur -que vivió en Cerro Largo y Laguna Merín, y tuvo propiedades allí- se jactó de ser alguien con un amplio repertorio delictivo: copamientos, narcotráfico, entre otros delitos.
En las escuchas, se puede oír a Frabasil hablando con la pareja de Bentancur sobre una serie de asaltos en la ruta conocida como del «santoral», situada en Canelones. Lo harían disfrazados de policías.
La interlocutora es una mujer que integró la fuerza policial, señala El Observador.
Posteriormente se grabaron charlas sobre otro tipo de delitos. Fabrasil le pidió a Bentancur que fuera a ver la calidad de una droga que entraba por Cerro Largo.
También planearon el ingreso de drogas a cárceles, entre ellas el Comcar. Ambos coincidieron en los grandes márgenes de ganancia que deja la actividad.
Frabasil y Bentacur fueron imputados por asociación para delinquir. Pero el primero no fue a prisión porque se encontraba en prisión domiciliaria por una causa de homicidio a raíz de problemas de salud.
En el caso de Bentancur fue enviado a prisión cautelar por 90 días, a cuenta de más cuando termine la investigación del fiscal.
La tercera procesada es la pareja de Frabasil, una exoperadora penitenciaria. También fue enviada a su casa con prisión domiciliaria por 10 meses por asistencia a la asociación para delinquir.
Por último fue procesada la pareja de Bentancur, procesada por el mismo delito. Estará un mes menos en prisión domiciliaria.
Además, Bentancur y su pareja deberán ser juzgados por la rapiña a la estación de servicio. En la rapiña, él hizo de chofer y ella fue la encargada de guardar el dinero.
En las escuchas hay evidencias de la planificación de este asalto.
Frabasil agente de la DEA y ex integrante del ministerio del Interior cuando Juan Andrés Ramirez era Ministro?
En los 90, el nombre Frabasil comenzó a aparecer en los diarios.
El 23 de agosto de ese 1993, Luis Ernesto González, propietario de free shops de Rivera, fue encontrado muerto en un aljibe de una chacra de Los Cerrillos. El cuerpo estaba amordazado, atado de pies y manos y con una herida de bala en la nuca.
Por el caso fueron procesados Walter Carmona, Rolando Bentancur y Washington De María, tres policías que habría contratado a sicarios brasileños para matar al empresario.
Uno de los interrogados fue Frabasil, que por entonces estaba vinculado al narcotráfico y robo de autos, pero que luego de su detención señaló que era policía encubierto trabajando para la DEA.
Según él, trabajó bajo las órdenes del Ministerio del Interior entre 1992 y 1994.
Purgó condenas en Soriano por maniobras con automóviles y estuvo preso en el Comcar por consumar fraudes con cheques sin fondo.
En febrero de 1998 fue procesado por su complicidad en el homicidio del soldado Jorge Barbosa Bittancur, quien fue asesinado de un disparo en la cabeza el 20 de noviembre de 1997 durante un asalto a un local de Abitab ubicado en Avenida Italia.
Barbosa trabajaba como guardia de seguridad. En ese verano participó en el asalto a un cambio de Maldonado, que le valió otra condena.
En su momento Frabasil dijo que hubo una conspiración en su contra para armar causas a efectos de mantenerlo en prisión.
Ahora su nombre reaparece en los registros de la ABIN y obliga a revisar su expediente a la fiscal Ferrero.
En las escuchas telefónicas mantenidas con distintas personas se pudo comprobar que este individuo reclutaba a los nuevos miembros en las cárceles teniendo en cuenta sus antecedentes penales, su especialización en materia de delitos,los que podrían resultar fundamentales en la organización de distintos actos ilícitos.
Estos hechos coincidieron con la expansión del PCC hacia Paraguay, donde la organización marca la agenda policial.
En ese sentido, esta organización delictiva, llevó a cabo en 2017 un espectacular robo a un deposito de la empresa Prosegur en el que tomaron parte un centenar de delincuentes.
Según la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) de Paraguay, el asesinato del capo narco Jorge Rafaat Toumani, en junio de 2016, abrió el camino para que el PCC hegemonizara las operaciones en la región.
Junto el Comando Vermelho (CV), controlan gran parte del delito en Foz de Iguazú. Pedro Juan Caballero, Ciudad del Este, entre otras localidades.
A esta altura en la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico en Uruguay da la sensación que los delincuentes llevan demasiada ventaja. Estamos ante un gobierno que se está retirando pero que en todos estos años no logró colmar las expectativas en cuanto a resultados. Tuvo a disposición un presupuesto histórico aportado por el Pueblo uruguayo que hizo para ello un enorme sacrificio. Las políticas aplicadas no fueron ni suficientes ni efectivas. Es más gran parte de la derrota electoral, hoy se analiza, es en parte al alto grado de inseguridad que percibe la población.
QUE HAN HECHO OTROS PAÍSES EN EL MUNDO EN LA LUCHA CONTRA LA DELINCUENCIA? TRES EJEMPLOS DE QUE ES POSIBLE DERROTAR LA INSEGURIDAD.
Chicos de 12 años con bombas de combustible, armados con cuchillos, palos y bates. Menores apuñalados en la calle en pleno día. Más de 170 pandillas habían convertido a Glasgow, Escocia, en el epicentro del knife crime (crimen con arma blanca). Los jóvenes lo entendían como una «violencia recreativa», una guerra territorial sin fin cuya pertenencia era hereditaria.
Pero, en 2008, la policía escocesa incorporó un programa que abordó el problema como un tema de salud pública. Identificaron a las pandillas y luego convocaron a sus miembros a participar de un programa multidisciplinario, además de aumentar las penas por portar un cuchillo. Así fue como la tasa de homicidios se redujo a más de la mitad: de 5,3 homicidios cada 100.000 habitantes en 2007 a 2,3 en 2014.
Como Glasgow, casi todos las ciudades del mundo tienen problemas con la violencia y han iniciado acciones para detenerla. Algunas con más éxito que otras. Nueva York, con su sistema estadístico CompStat, y Medellín, con su plan de vigilancia por cuadrantes, lograron reducir las tasas de homicidio que habían escalado a cifras récord. Aunque lejos de esos niveles de criminalidad, Australia llevó adelante uno de los programas de control de armas más efectivo del mundo.
La iniciativa de la ciudad escocesa llegó luego de que varias encuestas oficiales revelaron que miles de habitantes tenían miedo de salir de noche y tres cuartos de la población sentía que las calles no eran seguras después del atardecer. Esa sensación de inseguridad es muy similar a la que se vive en la Argentina, donde, según la última Encuesta de Victimización del Indec de 2017, un 44% de los encuestados dejaron de salir de noche por motivos de seguridad, y casi el 60% de los padres no permiten que sus hijos salgan solos.
En Glasgow, para enfrentar la curva de crecimiento que la llevó a ser la capital del crimen en Europa, se mapearon todas las pandillas durante la primera etapa de la Iniciativa Comunitaria para Reducir la Violencia (CIRV, por sus siglas en inglés), y después convocaron a 600 de sus miembros para que escuchen testimonios de médicos, policías, padres y asistentes sociales, sobre el efecto de los delitos en la comunidad.
Para el CIRV la amenaza delictiva no fue solo un asunto policial, sino un tema de salud pública que identifica a las personas que tienen más posibilidades de delinquir, y se complementó con un aumento en las penas por portar un cuchillo -de cuatro a 13 meses-. Esta fórmula ya había funcionado en ciudades norteamericanas como Boston y Cincinnati a mediados de los 90.

«Se trata de darle a la juventud otra opción, porque si siguen por el camino del delito serán arrestados. El proyecto les propone dejar de luchar y portar armas, para poder beneficiarse de una serie de intervenciones que incluyen deporte, educación, ayuda de servicios sociales, capacitación laboral y hasta vivienda propia», dijo Peter Donnelly, médico especializado en salud pública de la University of St Andrews, en Gran Bretaña.
Para Donnelly, lo más valioso fue la capacitación laboral y las oportunidades de trabajo que recibieron los jóvenes, ya que gracias a eso «su comportamiento cambió notablemente, seguido de una caída de las ofensas violentas en un 50% y la portación de armas en un 85%».
Vigilancia en tiempo real
Medellín, en Colombia, que en 1991 registró la tasa más alta de homicidios del mundo con 86 asesinatos cada 100.000 personas, experimentó una caída del 85% entre 2002 y 2014. Fue el resultado de transformaciones en las prácticas policiales, la recuperación de territorio que estaba en manos de criminales y la colocación de más cámaras de seguridad. Ya en 2017 logró su índice más bajo en 30 años: 23,3 homicidios cada 100.000 habitantes.
Este es el caballo de batalla de Medellín: el Modelo Nacional de Vigilancia por Cuadrantes, que se basó en parte en el exhaustivo sistema de datos georreferenciados sobre delitos del que ya disponía la Policía Nacional. Esos datos les permitían a los jefes policiales tener un conocimiento detallado de la dinámica delictiva en cada zona. Este año se sumaron patrullajes con helicóptero equipados con un «ojo de Dios» (un sistema de luces capaz de identificar objetivos a más de 1000 pies de altura) para controlar el narcotráfico, la guerrilla y los homicidios.
Pero la violencia es solo prevenible, no inevitable. Robert Muggah, director de investigación del Instituto Igarapé, think tank de seguridad con asiento en Río de Janeiro, cree que «hay ciudades en América Latina que son extremadamente violentas, pero que han visto disminuciones notables, gracias a experimentos exitosos en seguridad pública y prevención que impusieron cambios en las prácticas de aplicación de la ley, en la solución de problemas en puntos focalizados de delito y en mapeos del crimen en tiempo real».
«De entre las decenas de estrategias que tienen efectos positivos, la vigilancia policial de los puntos conflictivos y la disuasión focalizada que ayuda a cambiar el comportamiento de un pequeño número de individuos para prevenir la delincuencia han sido sumamente exitosas», dijo Muggah.
En América Latina, el 75% de los homicidios involucran un arma, mientras que el promedio global es del 40% y en Europa, del 20%. En la década de los 90, Australia vivió una seguidilla de sucesos que marcaron un antes y un después para el país. Luego de 14 tiroteos masivos y 127 muertos en solo 10 años, firmaron un Acuerdo Nacional de Armas de Fuego (NFA, por sus siglas en inglés) que, luego de su implementación en 1996, logró reducir las muertes relacionadas con armas en un 50%. Entre las estrategias del programa, se destacó una iniciativa de recompra a gran escala (pagado con un aumento de impuestos por una única vez) que resultó en la recolección y destrucción de más de 820.000 armas automáticas, semiautomáticas y escopetas.
En los últimos 22 años no volvieron a tener otra masacre. Pero no solo se trata de tener leyes de control de armas, sino una aplicación efectiva de las mismas. «Para los australianos las armas no son la solución, sino parte del problema -dijo Philip Alpers, profesor de salud pública en la University of Sydney-. Y vemos que en toda América hay una epidemia de violencia armada que no es fácil de resolver ya que tienen muchas rutas de tráfico de armas facilitadas por la falta de controles limítrofes».
«Luego de los tiroteos, la población australiana empezó a ver a los hombres con armas de fuego como una amenaza. Y en 1996, el 95% de los votantes estaba convencido de que las restricciones a las armas de fuego debían ser más estrictas», afirmó Alpers.
Calles salvajes
La ciudad de Nueva York registró 1814 homicidios en 1980, tres veces más que hoy. Las drogas, como la heroína y el crack (una «piedra» de muy bajo costo similar al paco y fabricada con residuos de cocaína) habían infestado cada rincón oscuro de la ciudad. Los policías eran sobornables y en el subte había más de 250 delitos graves por semana. Pero todo empeoraría: hacia 1990, los homicidios alcanzaron su cúspide con 2245 en solo un año, un promedio de seis asesinatos por día.
Con una corrupción que llegaba hasta la columna vertebral de la policía, parecía imposible revertir la situación. Pero después de 20 años de trabajo lo lograron, y el motor del cambio fue CompStat, un sistema estadístico para rastrear el crimen. Las últimas cifras de 2017 confirman que hubo menos de 300 asesinatos por año, el número más bajo en 70 años.
La herramienta fue introducida en 1994 por el comisionado de la policía Bill Bratton y, 24 años después, se le atribuye una reducción del 50% del crimen. Identifica «puntos calientes» donde se concentra violencia y delitos. Una vez detectados, las fuerzas de seguridad pueden enfocar sus recursos para prevenir y reducir el crimen, lo que se conoce como hotspot policing.
Después de ocho años al frente de la ciudad, Rudolph Giuliani se hizo conocido por su lucha contra el crimen en Nueva York gracias a su programa de «tolerancia cero», parte de una estrategia agresiva que adoptó la teoría Broken Windows, que alienta a los policías a «atacar» los delitos menores para prevenir otros más graves. La disuasión implicó una serie de medidas contra la posesión de drogas, los robos y los grafitis que logró resultados, aunque tuvo sus detractores.
Un CompStat criollo sería de utilidad, pero también existen otras medidas con impacto inmediato para desincentivar el delito, como las sentencias alternativas. «La encarcelación por sí sola no tiene ningún efecto sobre las tasas de reincidencia, debe haber otro tipo de condenas y sanciones desde la primera alerta para controlar el delito con smart punishment: ni duro ni blando, sino inteligente», dijo el especialista en seguridad Diego Gorgal.
Gorgal sugirió que el país necesita aumentar la cantidad de condenas que genera por año, sin que necesariamente se traduzca en un aumento de encarcelamientos, ya que la sobrepoblación carcelaria no resuelve todos los problemas de seguridad.
Los expertos coinciden en que es esencial mirar a otros países para entender las alternativas de prevención que implementaron, pero siempre con una mirada comunitaria, y con mucha planificación.
Centros de monitoreo, una medida para luchar contra la delincuencia
En 1994, la ciudad de Nueva York inauguró el sistema computarizado de seguimiento del crimen CompStat. Durante décadas hubo 19 sistemas de data criminal dentro del Departamento de Policía (NYPD), y casi nadie tenía acceso. Gracias a esta tecnología, identifican patrones delictivos y «zonas calientes», que proyectan en pantallas gigantes.
1. Control de armas de fuego
La restricción de compra y acceso a armas, los límites de portación, secuestrarlas en el acto y destruirlas son solo algunas de las estrategias que han funcionado en el mundo para reducir los delitos con armas de fuego y los suicidios
2. Apelar a una disuasión focalizada
Es una de las estrategias con efectos más inmediatos. Requiere de programas que involucran a instituciones estatales y comunitarias para cambiar el comportamiento criminal y prevenir conductas delictivas desde la primera infancia
3. Vigilancia de zonas violentas
Buena parte de la violencia se concentra en ciertos barrios. Allí se necesita de más vigilancia policial para identificar incrementos repentinos de delitos y enviar oficiales para evitar que se convierta en un problema mayor